El inicio del cole

Más tarde o más temprano las familias hemos de afrontar la escolarización de nuestros hijos. Hoy en día es habitual, en nuestra sociedad, que se inicie tempranamente en las guarderías, con pocos meses desde el nacimiento. Todo un reto en sus vidas.

En los bebés y niños prevalece la percepción emocional. Plenamente desde la concepción y hasta los dos años de edad. A partir de esa edad se inicia (¡Ojo!, se inicia), la conquista de la percepción racional, que no prevalecerá hasta los doce / catorce años. La percepción emocional, como su nombre indica, es emoción pura, lo que siento aquí y ahora; lo contrario de la percepción racional, que es análisis, lógica, pensamiento racional. Así pues, la forma de percepción de bebés y niños es opuesta a la de los adultos, por lo que para entenderse, una de las dos partes se ha de situar al nivel del otro, y para los bebés y niños es imposible hacerlo. Por lo tanto, o los adultos "nos elevamos" a su plano emocional o aquí no hay quién se entienda y una u otra parte, o ambos (los padres o los niños) saldrán perjudicados.

“El inicio de la guardería o del colegio es una experiencia de una gran carga emocional para nuestros hijos. Comprender y acompañar sus emociones, les permite afrontar sus nuevos retos”


Hay algo que debemos asumir: el inicio de la guardería o del colegio es una experiencia de una gran carga emocional para nuestros hijos (más intensa cuanto más pequeños son). Asumirlo representa la posibilidad de procurar que esa experiencia sea la mejor posible para ellos. Se piensa que esta experiencia, por muy traumática que sea, es una cuestión temporal a la que el niño se acostumbrará sin más consecuencias. Acostumbrarse sí que se acostumbrará (qué remedio le queda), pero dependiendo de cómo la haga, ese proceso puede traer consecuencias a corto y a largo plazo en su desarrollo psicológico.


Hoy en día existe la evidencia de que toda experiencia temprana en las épocas críticas de ese desarrollo (gestación, nacimiento y primera infancia) afecta la arquitectura del cerebro. Dejan huellas profundas en nuestra forma de ser y de sentir que moldean nuestro desarrollo psicoemocional posterior y nos afectan el resto de nuestras vidas. Está en nuestras manos conseguir que el inicio de la experiencia escolar para nuestros hijos sea la mejor posible. Para ello es fundamental ponerse en “la piel” de bebés y niños, comprender la manera en que procesan esa experiencia, lo que sienten al enfrentarse a ella.


La prueba de la intensa experiencia emocional que supone para bebés y niños el inicio del “cole”, es la respuesta conductual que muestran ante ella. Muchas madres constatan que sus hijos, desde el inicio de la guardería, lloran más, duermen peor, demandan más lactancia, muestran más apego, etc. O desde que inician el colegio o acceden a un nuevo centro, se muestran más inquietos, más irritables –se enfadan, cogen rabietas o se muestran agresivos-; o por el contrario sumidos en sí mismos, ausentes o poco comunicativos; exigen más atención, etc. Todos estos cambios en su conducta son una expresión del estrés –físico y emocional- que padecen ante este cúmulo de nuevas experiencias (separación del entorno familiar; niños, cuidadores y profesores desconocidos; ambientes nuevos, etc.).

¿Qué podemos hacer madres y padres para ayudar a nuestros hijos en esta experiencia tan importante para ellos? De entrada escoger una guardería o colegio acorde a una crianza y educación respetuosa. Respetuosa con sus necesidades emocionales; con la individualidad de cada bebé o niño; con cada etapa de su desarrollo. Respetuosa con los deseos de madres y padres en esta línea. Para facilitar la adaptación del bebé o niño a la guardería, podemos establecer un ritmo de adaptación, empezando con cortos períodos, con la presencia materna o paterna, e ir alargándolos paulatinamente, según la reacción de nuestro hijo.

“En la elección de la guardería o colegio hemos de considerar su línea educativa, que priorice el desarrollo emocional, que comprenda y respete el “sentir” de cada bebé o niño”.


Una vez han iniciado la guardería o colegio, hemos de estar muy atentos a las conductas que muestran nuestros hijos. Responder a sus cambios conductuales con escucha emocional, con empatía hacia lo que sienten, con sensibilidad, paciencia y mucha afectividad.


La “Escucha Emocional” es la herramienta más útil y efectiva para tratar los conflictos emocionales de bebés y niños. Al bebé y al niño sus emociones le “estallan” en su interior. Aún no saben comprenderlas, controlarlas y gestionarlas. Es indispensable que madres y padres permitamos sus expresiones emocionales, las acompañemos y les mostremos cómo afrontarlas. No podemos ignorarlas, ni negativizarlas (“no hay para tanto”, “ya se te pasará”, “bueno, no te preocupes vamos a jugar”, “te pones insoportable”, “deja de llorar, no te va a servir de nada”, etc.), y mucho menos castigarlos (“vete sólo a tú cuarto hasta que se te pase”, “si no dejas de estar enfadado no iremos al parque”, etc.), y jamás pegarles (ni siquiera bajo la absurda idea de que “una torta de vez en cuando les va bien”).



En el caso de bebés, que aún no hablan, no hay que olvidar nunca, que siempre que lloran es por que tienen una necesidad inmediata. El llanto es su único medio de expresarla. Si tiene hambre, le daremos de comer. Si tiene el pañal sucio, se lo cambiaremos; o si tiene frío o calor lo solucionaremos; si le duele algo o está enfermo le llevaremos al pediatra. De igual manera, el bebé llora para expresar necesidades emocionales que necesitan ser satisfechas. Sus necesidades emocionales son tan importantes como sus necesidades físicas.
“Siempre que un bebé llora, expresa una necesidad –física o emocional- que hay que satisfacer sin dilación”

“Siempre que un niño mantiene conductas, puntual o reiteradamente exageradas, hay una emoción detrás que hay que descubrir, acompañar y enseñarle a gestionar”


Cuando los niños crecen, a partir de los dos años van adquiriendo capacidad de expresión a través del lenguaje, pero aún están muy lejos de poder utilizar las palabras para explicar sus sentimientos. Debemos “leerlos” detrás de sus comportamientos y actitudes. Toda expresión emocional tiene un significado, una intención. Las descargas emocionales son un medio de liberarse de las consecuencias de experiencias dolorosas.
Si un niño coge una rabieta, su cólera será el síntoma de alguna emoción que le altera. A lo mejor le angustia ir al “cole”, a lo mejor se ha peleado con otro niño o le han reñido, a lo mejor está muy cansado, a lo mejor hecha de menos a su papá, a lo mejor siente celos de su hermanito, a lo mejor… Para él, nuestras reacciones tienen más significado que nuestras palabras. Escuchar, acoger y otorgar validez a los sentimientos de nuestros hijos significa ayudarles a construirse como personas, como individuos emocionalmente equilibrados. Les otorgamos seguridad y autoestima, sólidos cimientos para afrontar sus nuevas experiencias, desarrollarse en armonía y ser felices.


(Artículo publicado en la revista "EL MUEBLE" - Especial nº 8 NIÑOS)


Enrique Blay, Dpdo. en Psicología del Desarrollo

"ARA- Psicología / Psico-emocional" www.ara-terapia.com

Centro asociado a la Plataforma Pro Derechos del Nacimiento

www.pangea.org/pdn/plataforma.html

Periodo de adaptacion en la escuela - Por Enrique Blay

Parto de la premisa de que si se lleva a los bebés, durante su primer,
segundo o tercer año desde el nacimiento a una guardería es porque no hay
más remedio, es decir, la madre o el padre no tienen posibilidad de
permanecer junto a sus hij@s, o no hay abuelos "disponibles" que se puedan
hacer cargo de ell@s u otras razones. Lo digo, porque sino no tiene sentido
llevar, a esas edades, a un niño (y cuanto más pequeño con menos razón), a
la guardería. Puesto que es una necesidad, lo que hemos de intentar es
paliar en lo posible el impacto emocional que supone para el bebé esta
separación de su madre (más que de su padre por razones obvias). ¿Y porqué
es un impacto emocional para ell@s ir a la guradería? Los bebés y niños
tienen una percepción puramente emocional, de hecho es a partir de los 2
años -época preverbal- que inician ¡OJO, INICIAN!, su desarrollo de la
percepción racional, hasta los 12 / 14 años de edad, en que prevalecerá esta
percepción racional.
La percepción racional que prevalece en los adultos está basada en la razón,
la lógica, el contraste, el juicio y en el tiempo y espacio, y es
completamente opuesta a la percepción emocional que prevalece en los bebés y
niñ@s y está basada en los sentimientos, en lo que siento aquí y ahora (no
sabe de tiempo ni espacio), sin importar lo que sentí hace media hora o lo
que sentiré dentro de otra media hora.
Por lo tanto, tú ya le puedes explicar a un bebé o niño pequeño que tú te
has de ir a trabajar pero que él va a ir a un sitio muy chulo, con otros
niñ@s y juguetes. Cuando lo dejes en la guardería sus sentimientos serán de
total abandono, miedo o pánico. Porque él no sabe si lo dejas ahí, en ese
lugar desconocido y con otros niñ@s y adultos extraños, por una hora, un día
o no le irás a buscar nunca más.
Por eso es aconsejable, si es posible, acudir unos días antes de empezar la
guardería y diariamente, a pasar un rato allí, enseñándole el lugar,
conociendo a las encargadas de cuidarle, a otros niñ@s. Y al comenzar la
guardería estar también con ell@s un rato (no desaparecer de golpe) y
despedirse de ell@s (igualmente sin desaparecer de golpe). Es muy común oír
decir que lo mejor es dejarles y marcharse, que aunque lloren, ya se
acostumbrarán. Pero eso es no entender sus necesidades emocionales.
La otra cuestión es que hay que entender es que esta experiencia les genera
mucho sufrimiento, estrés y ansiedad, que se refleja en una alteración de su
comportamiento con un aumento muy significativo de su demanda afectiva.
Hemos de "escuchar" sus sentimientos, sus demandas, muchas veces expresadas
en llanto, cólera, exigencia de atención y satisfacerlas. El colecho y la
lactancia son dos grandes herramientas (ya sabéis, alimento afectivo).
Muchas madres comentan como incrementan la demanda de teta, incluso por las
noches.
Bueno, no me quiero alargar más y no dudéis en comentar sobre lo que no
veais claro o no estéis de acuerdo, con lo que he escrito. Gracias a foros
como éste todos podemos aprender mucho y es muy interesante intercambiar
experiencias propias y puntos de vista.
Un abrazo,
Enrique Blay

............................................
EXTRAIDO DE : Criar y amar
http://criaryamar.com/component/option,com_smf/Itemid,28/topic,1507.0

Entrevista a Laura Gutman

Los intelectuales y el país de hoy
Según la psicopedagoga Laura Gutman, la violencia social nace en el abandono
LANACION.com | Cultura | Miércoles 23 de enero de 2008

Sobre el control de los efinteres



Extraido de:
http://www.zonapediatrica.com/mod-htmlpages-display-pid-944.html


El control de esfínteres no se aprende.
Se adquiere cuando el niño está maduro para ello.
Caminar, hablar, comer, son funciones que se adquieren, cuando los niños están lo suficientemente maduros. Son
adquisiciones paulatinas, lentas, que llevan mucho tiempo.
Aunque la estimulación puede influir en algunos niños, lo cierto es que todos intentarán caminar alrededor del año, comer alrededor de los 6 meses, y controlar esfínteres entre los 2 ½ y 3 años. No hay ningún apuro, puesto que la edad para
comenzar a hacer todas estas cosas, no tiene relación alguna con el desempeño posterior en la vida adulta, y a nadie le
van a preguntar en la universidad, a qué edad aprendió a caminar. Los adultos deberíamos preguntarnos qué nos pasa
que estamos tan apurados por conseguir logros en nuestros hijos.
Al haber fijado como “normal” la edad de 2 años para el control de esfínteres, nos hemos creado un problema y sobre
todo, se lo hemos creado a nuestros hijos.
Bien entrada la segunda mitad del segundo año de vida (o sea, después del año y medio) algunos bebés pueden empezar
a darse cuenta cuando tienen sucio el pañal e incluso a saber cuando “se están haciendo”. Este es un lento proceso que
puede llevar alrededor de 2 años más, desembocando en el control de esfínteres.
Es frecuente escuchar a las mamás excusando a sus hijos que se hicieron encima, diciendo “estaba tan entretenido jugando, que se olvidó”, o preguntando millones de veces antes de salir de cada lugar, si quieren hacer pis, o limitando la
ingesta de líquidos a la noche para que aguante sin mojar la cama. Cuando el control de esfínteres está adquirido, estas escenas son infrecuentes. A los adultos y a los niños mayores no nos ocurren estas cosas.
Esperar que llegue el verano
Aprovechar el verano para quitar los pañales es una conveniencia de los adultos. Así aprovechamos con el niño de un año
y medio, con el de 2, con el de 2 y medio indistintamente. Perseguimos entonces a los niños incansablemente
preguntándoles si tienen ganas de hacer pis, les tocamos las ropas, los sentamos en el inodoro sin ganas, e invertimos
preciosas horas en comunicarnos en este nueva escala de valores donde lo más importante, lo que pone feliz o triste a
mamá, es “si me hice o no me hice”.
Quizás el mito del verano nos haya sido heredado de la época de los pañales de tela, pero hoy en día, con los
descartables, con lavarropas automáticos, no hay motivo externo alguno para apurar los procesos evolutivos de nuestros
hijos. Solamente nuestros propios apuros internos.
Algunos podrán controlar temporalmente esfínteres, cuando todos estamos de vacaciones, y tienen a mamá todo el día
consigo, pero al comenzar las clases, las exigencias, las separaciones, vuelven a “retroceder”, dejando en claro que aún
no pueden ocuparse de controlar esfínteres en situaciones donde están frágiles emocionalmente.
Qué nos pasa a nosotros?
Los adultos no hablamos entre nosotros de pises y cacas. La etapa de adquisición del control de esfínteres de nuestros
hijos, nos enfrenta con muchas cosas que quizás nos cuesta ver: el placer de los niños al poder decidir casi por primera
vez, si retienen su pis o su caca, y hacerlos donde y cuando los desean; la delimitación de una zona de autonomía, de la
cual quedamos excluidos.
Es un espacio de poder, donde son ellos quienes deciden y les causa placer estrenar esta capacidad de hacerlo por sí
mismos. Nos cambia radicalmente de lugar: aquí no podemos ordenar, ni forzar, ni apurar las cosas. Cada uno hace
cuando quiere.
Nos incomodan ciertos placeres de nuestros hijos... la succión, la masturbación (mi hijo no!!!, Jamás!!!!!) las conductas
autoeróticas, y nos incomodan tanto que arremetemos contra ellos, en lugar de volver sobre nosotros mismos a ver qué
nos pasa.
De Dia y de Noche
El control nocturno merece un capítulo aparte. Aunque un niño controle esfínteres durante el día, pueden pasar aún
muchos meses más hasta poder hacerlo por la noche. Usualmente se dice que luego de varias noches con el pañal seco,
el bebé está listo para dormir sin él.
A la hora de pensar en esto, es importante tener en cuenta que:
-El niño debe estar de acuerdo y saber exactamente qué está ocurriendo, qué se espera de él (“Como hace varias noches
que no mojás el pañal, te gustaría probar dormir sin él? Te pondré un plástico debajo de la sábana para que no te
preocupes si te haces pis, y probaremos. Si no querés, probamos más adelante”)
-Como todo proceso, el control de esfínteres no es algo lineal, sino que habrá muchos avances y retrocesos. Esto es parte
de lo esperable, y lo más importante es que nuestros hijos sepan que los acompañamos en este proceso y lo esperaremos todo lo que haga falta.
-En cualquier orden de la vida, el reforzamiento positivo es beneficioso (“qué bien lo hiciste, estoy orgullosa de vos”, “casi llegamos al baño esta vez, la próxima será mejor aún”). Bajo ningún concepto es aceptable que retemos al niño, que lo
humillemos, que lo ridiculicemos o comparemos con otros amigos o hermanos que ya han logrado el control de esfínteres. Recordemos que no hay nada que él pueda hacer para controlar. No depende de que se acuerde, de que esté
atento, ni de nada de eso. Se debe estar MADURO para eso, y humillarlos o pretender acelerar el proceso es tan ridículo
e infructuoso como gritarle a una oruga pretendiendo que se convierta en mariposa.
Doble mensajes
Una pregunta muy frecuente en las mamás que consultan, es que temen darle un doble mensaje a su hijo si le vuelven a poner el pañal una vez que se lo han quitado.
SIEMPRE se puede volver atrás.
Los papás consultan atemorizados porque su hijo se puso “regresivo”. No se puede hablar de regresión en un niño de 2 ó 3 años, porque no se puede regresionar a un lugar del que nunca se ha salido.
Otra preocupación muy común es la de los mensajes contradictorios. Personalmente creo que damos tantos mensajes
contradictorios a nuestros hijos todo el tiempo, que en el peor de los casos, este sería uno más. Pero no lo es. El único
mensaje debiera ser “Te acompaño, y si ayer pudiste estar sin pañal y hoy lo necesitas, te lo pondré”. Los chicos tienen
cosas mucho más interesantes que hacer a esta edad, antes que estar todo el día preocupados en sus pises y cacas.
Es común que lleguen al consultorio chicos con un diagnóstico de “enuresis secundaria”(que quiere decir que se hacen pis
o caca luego de haber adquirido el control de esfínteres), cuando en realidad , indagando, invariablemente son chicos a
quienes se les ha “sacado el pañal” demasiado pronto, y nunca han adquirido verdaderamente el control de esfínteres.
En estos casos, sin importar la edad de quien consulta, la solución pasa por volver a usar el pañal, por el tiempo que sea
necesario, sin vivirlo como algo humillante, como un retroceso o como un castigo, sino simplemente entendiendo que
esta función debe terminar de adquirirse, y como adultos, acompañaremos todo el tiempo que haga falta.
Algo comenzará a cambiar cuando dejemos de decir “le saqué la teta, le saqué el pañal, lo saqué de nuestra habitación” ,
y podamos tener la paciencia suficiente como para esperar a que sean ellos quienes nos indiquen el camino a seguir.
María Paula Cavanna
Lic. en Psicología
Zona Pediatrica Staff
Puerperio-Lactancia materna-Crianza

QUINCE MINUTOS



Las mamás que trabajamos, disponemos de contados minutos para estar con nuestros hijos. EL rato de verlos es entre cacerolas y sartenes, y el baño diario y el orden de la habitación.
QUINCE MINUTOS Las mamás que trabajamos, disponemos de contados minutos para estar con nuestros hijos. EL rato de verlos es entre cacerolas y sartenes, y el baño diario y el orden de la habitación.
Las que estamos todo el dia con los peques, sentimos que estamos TODO EL DIA con ellos, pero si desmenuzamos la cosa, vemos que ellos anduvieron detrás nuestro durante toda la mañana y nosotras diciéndoles "espera, ahora no,en un ratito." Luego llegó el momento de jugar, y sonó el teléfono y nos enganchamos media hora, y luego se hizo la hora de comer. Los hemos bañado, les quitamos los piojos y los hicimos dormir la siesta. Y llega la noche, y estamos hasta la coronilla de ellos.
Pero no hicimos contacto.
Los quince minutos consisten en esto:
Nos sentamos CON LA COLA EN EL SUELO (esto es FUNDAMENTAL) no vale estar en una silla más alta, ni en otra
parte. Es a su altura. Durante este rato, estamos con ellos, EXCLUSIVAMENTE. Esto es que no tendremos el pollo en el horno, ni atendemos el teléfono, ni les enseñamos cómo se juega al dominó. Estamos allí, para ellos, a disposición.
Si eligen hacer un trencito con el dominó, pues bien. Allá vamos. Esto va para los recién nacidos, y para el adolescente de 15 años. El tema es que cuando nos disponemos a hacerlo, no damos cuenta del escaso tiempo que pasamos con
nuestros hijos, de que creemos que estuvimos pero no estuvimos, y comprendemos cuán pacientes y tolerantes son, porque viven aceptando nuestras postergaciones. Claro que cuando se hartan de nosotros y nos lo hacen saber, los tildamos de "caprichosos" y listo.
Maravillas del poder adulto, que acalla todo aquello que le estorba.
PRIMER TEMA: La mitad más una de nosotras diremos que no tenemos tiempo.Y se los creo. Me incluyo. Pero si sacamos cuentas, pasamos mucho más tiempo aguantando berrinches, o discutiendo, o intentando que ordenen sus cuartos, que se bañen o que colaboren en la casa. Y todo esto es mucho más fácil de lograr cuando ellos ya han
tenido lo que necesitaban: a nosotras.
SEGUNDO TEMA: Es prácticamente imposible tolerar media hora allí. Simplemente intolerable. Se nos ocurren 400 cosas para hacer, para anotar, decimos "un segundito y vengo" y nos escapamos. Es muy fuerte estar frente a este espejo que son nuestros hijos, simplemente no haciendo nada. Hagan la prueba, ¡las invito!
La consulta de moda son los niños con ADHD (que traducido es algo así como déficit de atención e hiperquinesia). Pero resulta que investigando, son niños que tienen que hacerlo todo "a mil" porque nunca nos tienen en exclusiva para ellos. Nos hablan rápido, juegan poquito rato y no pueden fijar la atención. Y nosotros... ¿cuánto fijamos la atención en ellos?
A mi, como mamá, la primera vez que me senté con la cola en el piso, me pasó que terminé llorando. Me angustié muchísimo. Simplemente no podía estar allí, sin hacer nada. Necesitaba enseñarle algo a mi hija, o decirle cómo se
jugaba, o intervenir. Me costó -y me cuesta todavía- dejarme llevar, que ellos propongan las actividades, a su manera. Ser uno más, y no su mamá o su educadora.
Estemos disponibles.
Con los más grandecitos (ideal cuando hay celos por el hermanito) es lindo salir a desayunar solos, o a la plaza, a donde sea, solos.
Ocurren maravillas.
Tratemos a los niños como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Si nuestro compañero nos tratara así... si nos escuchara mientras se afeita o fríe milanesas... si no se detuviera a mirarnos a los ojos un rato largo... sentiríamos que
algo no anda bien. Pues algo no anda bien en la forma en que criamos a nuestros hijos.
Para relacionarnos, necesitamos hacer CONTACTO. A todos nos es más fácil aceptar que el otro haga lo que tiene
que hacer, si ya hemos tenido "nuestro ratito". Los niños son seres humanos, y tienen la misma capacidad de comprensión desde que nacen hasta que mueren (F. Doltó).
Lic. María Paula Cavanna
criaryamar.com

Hablar de sexualidad con tus hijos?


Seguramente alguna vez has escuchado preguntar a tu hijo: ¿de dónde vienen los bebés?; ¿mami, tu también tienes lo mismo que papá y yo? (refiriendose a sus genitales). Vaya que son preguntas dificiles para un padre que no esta preparado para contestarlas.

Quizás, como papá, te inquiete e incomode tanto este tipo de situaciones que, en lugar de responderle, sólo se te ocurre decirle: “ahora no es momento para hablar de eso”, “pregúntale a tu mamá/papá”, “estás muy pequeño/a para hablar de estos temas”.

Antes de reaccionar así, no olvides tener en cuenta que la sexualidad es parte de todos los seres humanos, desde su nacimiento hasta la muerte. Pero, ¿Sabes cuál es la diferencia entre sexo y sexualidad?

El sexo hace referencia a los caracteres sexuales masculinos o femeninos del cuerpo humano, que corresponden respectivamente al hombre y la mujer; propios de la masculinidad o femenidad, complementándose y enriqueciéndose mutuamente.

La dotación orgánica del cuerpo dispuesto para la reproducción es la condición de posibilidad para la fecundidad del amor sexuado, pero no puede explicar su naturaleza profunda, pues lo reduciría. La diferenciación corporal, en los seres humanos, se completa en la persona con diferentes rasgos psicológicos, afectivos y cognitivos. Ser varón o mujer no es ser macho o hembra: la sexualidad del hombre no atañe sólo al cuerpo, sino también al espíritu. La sexualidad humana modula también la psicología y la vida intelectual: los varones y las mujeres tenemos diferencias que afectan el modo de ser, pensar, comportarse, ver las cosas y existir en el mundo.

La sexualidad es un concepto mucho más amplio, pues abarca todas las dimensiones que nos constituyen como persona (biológica, psicológica, emocional y social) y no sólo alguna de ellas. No intentes evadir hablar del tema con tus hijos pues es de suma importancia para que tengan un buen desarrollo cognitivo, emocional, social y físico.

La educación sexual de los hijos suele iniciarse en la niñez temprana, entre los 3 y 4 años, cuando comienza a desarrollar el lenguaje y, sobretodo, a cuestionarte; es importante que no intentes adelantar su proceso personal de madurez…solito te pedirá saber lo que necesita para cada una de sus etapas de desarrollo, y tampoco trates de explicarle lo que no te ha preguntado, aprende a escucharlo. No es necesario que le expliques detalladamente las funciones sexuales; recuerda responderle siempre con sencillez y naturalidad, para que no tenga miedo de acercarse a ti, ni crezca con una impresión errónea del tema; asegurate de que no constituya sólo datos fisiológicos, sino transmitirle también las demás dimensiones de la sexualidad humana, que trasciende a la animal; por su capacidad de comunicación, amor y entrega personal a través del acto sexual, pues corresponde a una manera radicalmente distinta de poseer un sexo y hace al ser humano un ser “familiar” en su conformación más íntima. Esto se comprende si consideramos que a partir de la tendencia sexual se origina un proceso, no sólo biológico, de elección de una persona del otro sexo con la cual puedan participar juntos en un proyecto de vida, que puede llegar a ser la fundación de una familia y nuestra historia queda entretejida de relaciones que nos atan a nuestros antepasados, lazos permanentes de la familia, no sólo de índole genético sino afectivo y social.

Hoy en día es muy sencillo que tu hijo obtenga información relacionada con el tema; sin embargo, esta información que pueda conseguir a través de televisión, folletos, libros, revistas o Internet puede ser confusa o poco adecuada para su edad, en algunos casos, por lo que es fundamental la función que realice tanto el padre como la madre, ya que el ambiente familiar es el mejor lugar para que el niño inicie este importante aprendizaje. La escuela contribuye también al desarrollo y fortalecimiento de sus conociemientos al respecto. Escenario constituido por maestros y niños de la misma edad, que le ayudará a integrar el aprendizaje del hogar y la escuela.

Lo más importante de esta vivencia que compartirás con tu hijo, es que siempre estés al tanto y te ocupes que la información que recibe en ambos lugares no sea contradictoria, y asegurarte de que sienta la confianza para platicar y acercarse a ti para preguntarte las dudas que tenga.

Recuerda estos tips que te ayudarán a afrontar mucho mejor estos momentos tan importantes para toda tu familia:

1. No te avergüences al hablar del tema
2. Actúa con naturalidad
3. No demores las respuestas
4. No respondas lo que no se te haya preguntado
4. No inventes, ni mientas
5. Contesta con claridad
6. Usa lenguaje apropiado para la edad de tu hijo
7. No des detalles innecesarios

EXTRAIDO DE LA WEB: http://maltratoinfantil.puntoforo.com/index.php

EL APEGO

Definición de apego
En el campo del desarrollo infantil, el apego se refiere a un vínculo específico y especial que se forma entre madre-infante o cuidador primario-infante. El vínculo de apego tiene varios elementos claves:
1) Es una relación emocional perdurable con una persona en específico.
2) Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.
3) La pérdida o la amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa ansiedad. Los investigadores de la conducta infantil entienden como apego la relación madre-infante, describiendo que esta relación ofrece el andamiaje funcional para todas las relaciones subsecuentes que el niño desarrollará en su vida.

Una relación sólida y saludable con la madre o cuidador primario, se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que un pobre apego parece estar asociado con problemas emocionales y conductuales a lo largo de la vida.


Formas de apego
Las formas de apego se desarrollan en forma temprana y poseen alta probabilidad de mantenerse durante toda la vida. En base a como los individuos responden en relación a su figura de apego cuando están ansiosos, Ainsworth, Blewar, Waters y Wall, definieron los tres patrones más importantes de apego y las condiciones familiares que los promueven, existiendo el estilo seguro, el ansioso-ambivalente y el evasivo.

• Los niños con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados. Ellos tienen cuidadores que son sensibles a sus necesidades, por eso, tienen confianza que sus figuras de apego estarán disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad. En el dominio interpersonal, las personas con apego seguro tienden a ser más cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo.

• Los niños con estilos de apego evasivo, exhiben un aparente desinterés y desapego a la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia. Estos niños tienen poca confianza en que serán ayudados, poseen inseguridad hacia los demás, miedo a la intimidad y prefieren mantenerse distanciados de los otros.

• Los niños con estilos de apego ansioso-ambivalente, responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores.

Las experiencias que forman vínculo
El acto de coger el bebé al hombro, mecerlo, cantarle, alimentarlo, mirarlo detenidamente, besarlo y otras conductas nutrientes asociadas al cuidado de infantes y niños pequeños, son experiencias de vinculación. Algunos factores cruciales de estas experiencias de vinculación incluyen la calidad y la cantidad.

Los científicos consideran que el factor más importante en la creación del apego, es el contacto físico positivo (ej: abrazar, besar, mecer, etc.), ya que estas actividades causan respuestas neuroquímicas específicas en el cerebro que llevan a la organización normal de los sistemas cerebrales responsables del apego.

Durante los primeros tres años de vida, el cerebro desarrolla un 90% de su tamaño adulto y coloca en su lugar la mayor parte de los sistemas y estructuras que serán responsables de todo el funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida. De allí que las experiencias de vinculación conducen a un apego y capacidades de apego saludables cuando ocurren en los primeros años.

La relación más importante en la vida de un niño es el apego a su madre o cuidador primario, esto es así, ya que esta primera relación determina el “molde” biológico y emocional para todas sus relaciones futuras. Un apego saludable a la madre, construido de experiencias de vínculo repetitivas durante la infancia, provee una base sólida para futuras relaciones saludables.

En la actualidad está tomando importancia la relación o vínculo de apego del niño con el padre, figura ésta de gran importancia para el normal desarrollo evolutivo de todo ser.

Podeis leer el artículo entero en:

http://www.psicologia-online.com/infantil/apego.shtml

Por: Dr Eduardo R. Hernández González.
Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.

No solo para bebés: 10 buenas razones para amamantar a un niño

Texto traducido al español por Ana Ortega.

Edición 103 de Mothering, por Elisabeth Bruce Noviembre/Diciembre 2000
Quizás la mitad de los americanos no está preparado para reconocerlo, pero millares de culturas pasadas y presentes han aceptado ya que los niños que ya dejaron de ser bebés, pueden seguir beneficiándose del amamantamiento. Los Kung de África representan el estado natural de la alimentación humana. Las madres de esta tribu nómada, amamantan a cada uno de sus hijos durante más de seis años. Sherman Silver, MD, puntualiza que "la especie humana ha empleado más del 90 por ciento de su existencia cargando con este tipo de vida nómada en cavernas; y la civilización, con sus presiones es todavía demasiado joven para poder apreciar el impacto de su disfrazada genética". En nuestra cultura muchos hombres y mujeres se sienten incómodos con la función fisiológica de los pechos, muy posiblemente a causa de nuestra inmensa obsesión de los pechos como objetos sexuales. Desgraciadamente la incomodidad psicológica de la gente va en aumento proporcional con el crecimiento del bebé. La mayoría de las americanas desteta alrededor de los 6 meses.
Por muchas que puedan ser las complejidades psicológicas, no podemos negar por más tiempo la salud y los beneficios sociales que proporciona el amamantamiento prolongado. Incluso la conservadora Academia Americana de Pediatría ahora recomienda el amamantamiento durante al menos los 12 primeros meses. Pero, ¿qué tal amamantar un niño durante su segundo e incluso tercer año de vida?. ¿Es aún el pecho el mejor alimento para un niño1 ?. Si pudiésemos dar paso a nuestra ambivalencia colectiva, yo creo que la respuesta es un rotundo "SI".
Mientras que la mayoría de nuestros vecinos no lo practican, fuera hay miles de madres ocultas que si . Alice Bailes, co-propietaria de Birth Care and Women's Health en Alexandra, Virginia, dice que la mayoría de sus clientas amamantan a sus niños de dos años. De hecho ella tiene también clientas que amamantan en tándem, cuando siguen dando el pecho a sus niños estando embarazadas de otro hijo y continúan amamantándolos cuando el nuevo hijo nace. Bailes, que experimentó personalmente el amamantamiento en tándem, opina que ello ayuda al niño a aceptar mejor la transición de la llegada del nuevo hermano o hermana.
Por supuesto la decisión de continuar amamantando es personal e intransferible y normalmente no es tomada a destiempo. Una cosa es segura, según dicen muchas de las madres que deciden seguir dando el pecho, una vez has conseguido amamantar durante el cambiante primer año, el resto es coser y cantar. Si aún no estás convencida del todo, quiero compartir contigo mis 10 principales razones por las que amamantar a un niño:
Comodidad
Debo confesar que la comodidad fue mi primera y gran razón para continuar amamantando a mis hijos. De acuerdo, llamémoslo pereza. Por una razón: destetar a un niño antes de que éste estuviera preparado para ello me comportaba una cantidad increíble de trabajo y esfuerzos. Tienes que llevar siempre snacks desperdigados por el bolso y batallar con las rabietas cada dos por tres. Afortunadamente para el momento en que un bebé deja de serlo, las madres hemos adquirido el arte de la discreción, lo cual convierte el dar el pecho en la cosa más fácil del mundo con un mínimo de privacidad.
Incluso más, no hay una forma mejor de hacer dormir a un niño cuando queremos que dándole el pecho. Yo siempre lo siento por aquellas madres de niños que no son amamantados, porque su trabajo es probablemente mucho más y más pesado que el mío. Si la cosa se pone fea, yo sé la manera de encontrar una siesta a la vuelta de la esquina.
Amansador instantáneo de rabietas

Como todo padre de niño pequeño sabe, ellos son, por naturaleza, criaturas inseguras. En un instante tu hijo de un año está contento y en el siguiente está inmerso en un mar de lágrimas sin consuelo. ¡Sorpresa!, a menudo la mejor manera de consolar a tu variable hijo es tratándolo como un bebé por un momento. Tómalo en tus brazos, amamántalo por unos minutos, y... voilà!, tu pequeño gritón se convierte en un dócil niño de nuevo. Si estás en una fiestas cuando tu hijo se empieza a poner nervioso, puedes llevártelo discretamente a alguna habitación o al coche. Tus amigos se maravillarán de tus cualidades como madre al verte regresar con un mágicamente transformado niño feliz.
Menos dependencia de los "Sustitutos de Mami"
Los años de la infancia2 son años "punta" en los para los objetos de acompañamiento como los ositos o las muñecas. El problema más grande de estos objetos es que se pueden perder. Un episodio de este tipo puede tener adquirir proporciones trágicas. Creedme, lo sé porque mi primer hijo no mamó. No hay nada peor que llegar a un Holiday Inn3 después de un largo día caminando con un malhumorado niño y descubrir que has perdido el objeto crítico en una parada del camino ¡300 millas atrás!.
La vida es demasiado corta para cualquier drama innecesario. Si amamantas a tu hijo te puedes olvidar de esa búsqueda frenética de otro osito idéntico. Con Mamá como primer objeto de seguridad, puedes ir con tranquilidad a esos largos viajes familiares. Es básicamente imposible perder un pecho, ¡no pasa nada por muy despistada que seas!... Además no tendrás que quitárselo sigilosamente para darle un agua en la lavadora. Nos ahorramos todos mucho trauma...
Prevención de alergias
Mi segundo hijo estuvo tan pegado a la teta que me convertí en una (reluciente) madre amamantadora de niño. Él rechazó absolutamente cualquier comida sólida hasta los 17 meses. Incluso las veteranas de La Leche League me sugirieron que la situación era, digamos que inusual. Mirando atrás creo que la sabiduría de mi bebé era para evitar posibles alergias. Estudios (así como evidencias anecdóticas) indican que la lactancia materna reduce el índice de alergias. Mi primer hijo, que fue exclusivamente alimentado con fórmula, tuvo todo tipo de alergias alimenticias, incluyendo arroz y productos normales. Retrospectivamente, la prolongada lactancia de mi segundo hijo tiene sentido. Muy probablemente fue la vía natural para protegerle de los alimentos que su cuerpo aún no estaba preparado para asimilar. Indudablemente algunos niños lo necesitan por más tiempo que otros para "superar" sus alergias; la leche materna les proporciona el soporte ideal para el desarrollo de sus sistemas inmunitarios.
Nutrición
Una buena alimentación a veces es difícilmente aceptada por los niños. Hay días en que engullen cualquier tipo de comida que se ponga en sus bocas y otros días en es imposible que prueben ni un solo bocado de la más favorita de sus comidas. En resumen, son comedores quisquillosos y sus apetitos son caprichosos e impredecibles.
Uno de los mitos populares que incluso los pediatras promueven es que la lactancia materna de alguna manera pierde calidad nutricional a partir del primer año. En realidad, los beneficios cambian, pero siguen estando allí. ¿Tiene algún sentido que después de 12 meses proporcionando el mejor de los alimentos los pechos se vuelvan de pronto "estúpidos" y empiecen a producir algo de inferior calidad?. Obviamente la adición de alimentos sólidos modifica la balanza, pero la leche materna continúa siendo un elemento importante en la dieta mientras tu bebé anda probando con las cosas que le puede ofrecer este mundo. Ciertamente no existe ningún prejuicio en seguir tomando el alimento más perfecto de la naturaleza.
Desarrollo del habla
En general, se cree que la lactancia materna proporciona un mejor desarrollo de los dientes y la mandíbula que la succión de una dura y artificial tetina con forma de pezón. Margaret Connor una madre de 35 años de Austin, Texas, ha comentado largamente el tema con el logopeda de su hijo. Ambos creen que la apraxia del hijo de 5 años de Connor hubiera podido ser peor si sus músculos no hubiesen trabajado duro durante su prolongada lactancia materna. Connor está feliz porque ella tomó la decisión sobre lo que hizo. "Al menos no tendré nunca que preguntarme si su vocalización hubiera sido mejor si le hubiera amamantado por más de un año", dice.
Contra la deshidratación en las enfermedades
Desgraciadamente los niños, tanto los amamantados como los demás, se ponen malitos. Algunos se ponen muchas veces malitos, especialmente los que van a guarderías y los que tienen hermanos mayores. Cuando mi hijo con 14 meses cogió una bronquitis no quería beber ni comer nada que no fuese leche materna. Si no hubiera sido porque tomaba el pecho, la situación podría haberse convertido en una pesadilla. Cuando un niño que toma biberón se deshidrata, los padres deben obligarle a ingerir productos para su rehidratación por vía oral. Cuando esta táctica no funciona, los pediatras no tienen otra alternativa que ingresar al niño en un hospital y abrirle una vía. Esto no solamente es un trauma para niño sino que además le expone a nuevos gérmenes que podrían complicar la infección original. Con la lactancia materna puedes como mínimo poner a tu hijo al pecho y amamantarle, ¡con lo que puedes incluso salvar su vida!. Además, esto reconforta a la madre. Te hace sentir mucho mejor el poder ayudar a tu hijo a recuperarse de la enfermedad de una manera única y la más acertada.
Pérdida de peso para Mamá
Es sabido por todos que el cuerpo de la madre acumula una cantidad de grasas durante el embarazo para poder alimentar exclusivamente a su hijo durante sus primeros seis meses. Mientras continúan haciéndose estudios sobre este tema, la evidencia nos muestra que la pérdida de peso de la madre continúa durante el segundo año de lactancia de su hijo. El hecho es que la Madre Naturaleza nunca ha tenido la intención de que los bebés humanos se desteten en sus primeros meses de vida, por eso nuestros cuerpos se aseguran de tener reserva suficiente de grasa para los próximos años.
Durante el primer año nuestros cuerpos parecen estar blandos, algo así como un cojín para nuestros bebés. Después de este tiempo el peso ya no es tan resistente a perderse. La creciente demanda de calorías de los niños también ayuda al proceso de pérdida de peso. Por cada día que mama, una madre lactante consume alrededor de 500 calorías. Personalmente comprobé que las resistentes grasas que habían estado acumuladas en mis piernas durante años se perdían durante el segundo año de lactancia.
Retraso de la menstruación
Para aquellas mujeres que utilizan métodos naturales de control de natalidad o los conocidos métodos de control de la fertilidad, la lactancia materna se convierte una ventaja. Investigaciones realizadas por Kippleys en The Art of Natural Family Planning mostraban que una madre lactante que no utiliza absolutamente ningún suplemento durante los primeros 4 a 6 meses tiene su primera regla post-parto como media tras 13 a 16 meses. Entre la tribu de los Kung los bebés están espaciados por unos 48 meses a causa de la lactancia materna exclusiva. Ello contrasta con las entre 6 y 8 semanas para las madres que no amamantan. Naturalmente el síndrome premenstrual así como otros problemas relacionados desaparecen al mismo tiempo que el período y el regreso de la fertilidad retarda igualmente. Además el retraso de la menstruación significa una menor exposición a los estrógenos, lo que significa una mayor protección contra el cáncer de pecho y de los órganos reproductores. El riesgo de cáncer de pecho está asociado con una amenorrea precoz y a una menopausia tardía que se deben a la exposición a los estrógenos, como factor de riesgo para la enfermedad.
Es bueno para el Planeta

La lactancia materna es la cosa más ecológica del mundo. Sin recipientes para lavar, sin biberones para esterilizar y nada para tirar a la basura. Posponer el consumo de leche de vaca ayuda a nuestro Planeta. A causa de sus emisiones de gas metano, las vacas son grandes destructoras de la atmósfera. La hiper-explotación de tierra para los pastos es también responsable de muchos de los graves problemas del planeta. Es una ventaja que el bebé no esté expuesto a las insaludables hormonas y antibióticos que diariamente se inyectan a las vacas.
Como muchas otras madres de niños, originariamente continué amamantando más que por un deseo, por conveniencia. Durante el camino pude comprobar como simplificaba nuestra vida el continuar amamantando. Siempre que sea posible, la transición de separarse de Mami debería ser una cosa gradual, al ritmo del propio chico. La vida del niño ya es lo suficiente difícil por si sola. ¿Por que no podemos a hacerla un poco más llevadera para todos?.



Artículo procedente de la página www.mothering.com
Extraido de la web: LACTANCIA MATERNA PROLONGADA
Gracias Desireé

Relactar, del biberón a la teta en exclusiva, cómo hacerlo

Artículo recopilado por Rafi

Fuente del artículo: Resumen basado en el documento de la OMS-1998, disponible en:
RELACTACIÓN: http://www.aeped.es/lactanciamaterna/otros-doc.htm
Versión en español: Dr Juan Jose Lasarte.Prsidente Comit

Enviado a la Fundación LACMAT desde IBCLC. Amamantar-Asturias.
http://www.amamantarasturias.org/


Pasos para ir poco a poco reduciendo la leche artificial y aumentando la lactancia materna

Lo primero que se necesita es confiar y tener paciencia y perseverancia.

Incluso las madres adoptivas pueden conseguir amamantar, y el método es sencillo:

Lo más importante es dejar que tu bebé mame cuanto más mejor, al menos unas 10-12 veces en 24 horas o más, si está dispuesto.
• A veces es más fácil dar de mamar a un niño cuando está somnoliento.
• Proporciona abundante contacto piel con piel con tu bebé. Las abuelas y otros miembros de la familia pueden ayudar si se encargan de otras responsabilidades, pero no deberían atender al bebé en ese momento. Más tarde podrán hacerlo de nuevo.
• Puedes ofrecer el pecho cada dos horas.
• Déjale mamar siempre que parezca interesado.
• Déjale mamar todo el tiempo que necesite en cada pecho hasta que se retire por sí mismo.
• Por la noche podéis estar juntos y alimentarlo al pecho todas las veces que quiera.
• No usar chupete, del chupete no sacan nada y les cansa y quita fuerza para mamar después.
• Durante los primeros días que se está intentando aumentar la producción de leche, y si el bebé está tomando mayoritariamente leche artificial, sigue administrando la cantidad completa de alimento artificial recomendada para un niño o una niña de ese peso (150 cc por Kg y día-en un bebé de 3kg, las suplementos de leche de fórmula a ofrecer serían de aprox 60 ml por toma, en una media de 8 tomas o de 45 ml en 10 tomas-), o la cantidad que le hubieran recomendado.
• Es aconsejable dar la leche artificial o la l.m. extraída en vasito (de boca pequeña) o con jeringa.
• Controla la ganancia de peso del niño-a(45-50 gr cada 3 días, los 3 primeros meses) y la excreción de orina(5-6 pañales al día), para asegurarte que está obteniendo suficiente leche.
• Si no está obteniendo suficiente leche, no reducir el alimento artificial durante unos pocos días y si fuese necesario, aumentar la cantidad de leche artificial durante un día o dos.

Disminución del suplemento de leche artificial

Es preferible continuar suplementando en grandes cantidades o durante mucho tiempo a reducir el suplemento demasiado o muy rápidamente.

Una forma útil para reducir los suplementos de leche artificial es la siguiente:
• Reducir la cantidad de suplemento artificial administrado en 24 horas unos 60 cc (centímetros cúbicos). Esta reducción se mantiene así durante unos días.
• Esta cantidad puede dividirse entre varias tomas: por ejemplo, reducir 10 cc en cinco de las tomas de leche artificial; o reducir dos tomas en 30 cc cada una.
• Continuar con la cantidad reducida de la leche artificial durante los inmediatos días siguientes.
• Si el bebé muestra por su comportamiento que tiene suficiente y si después de una semana ha ganado 125 gramos o más de peso, reducir de nuevo el suplemento de la leche artificial en la misma cantidad (otros 30 centímetros cúbicos) durante unos días y volver a comprobar el peso.
• Si el bebé muestra signos de hambre o si no ha ganado suficiente peso al final de una semana, no reducir el suplemento artificial y continuar con la misma cantidad una semana más. Si el bebé continúa mostrando signos de hambre o todavía no ha ganado peso después de otra semana, aumentar de nuevo el suplemento a como estaba antes de la reducción.
• Hay varias rutinas para administrar el suplemento de leche artificial y cada madre elige la que más le conviene.
• Muchas prefieren suplementar con la leche artificial en algunas tomas y no en otras.
• Un patrón común es amamantar sin suplementos de leche artificial en las primeras horas del día o por la noche cuando se notan los pechos muy llenos y dar el suplemento en las últimas horas del día.
• Otro patrón común es suplementar alternativamente las tomas. A veces los suplementos continúan siendo necesarios hasta que se comienza la alimentación complementaria.

Cómo alimentar con vasito a un bebé

• Sostener al bebé sobre el regazo sentándose incorporada o semi-incorporada. El vasito se apoya ligeramente sobre el labio inferior del bebé y el canto del vaso toca la parte externa del labio superior del bebé.
• Inclinar el vasito de manera que la leche llegue justo a los labios del bebé.
• NO VERTER la leche dentro de la boca del bebé. Sólo sostener el vaso en sus labios y dejar que la tome el mismo.
• Cuando el bebé ha tenido suficiente, cierra su boca y no tomará nada más.
• Si no ha tomado la cantidad calculada, puede que tome más en la siguiente comida o puede que sea necesario alimentarlo más a menudo.
• Medir la que toma el bebé a lo largo de 24 horas, no solo en cada toma. Un recién nacido de bajo peso, comienza a tomar leche en su boca con la lengua. Un recién nacido a término o un niño mayor succiona la leche y puede derramar parte de ella.

Suplementador de lactancia

En el mercado existe el suplementador, marca Medela, http://dormirsinllorar.com/shop/product_info.php?cPath=45_49&products_id=70 .

Método “gotear y chorrear”

Se gotea la leche con un cuentagotas o un vaso directamente sobre el pecho mientras el niño está mamando. Esta técnica puede usarse para incitar a un niño reacio a comenzar a succionar del pecho. Cuando el niño está bien cogido al pecho es menos satisfactoria, porque la leche no entra fácilmente en la boca del niño. Debido a que esta técnica es más fácil con tres manos, puede ser difícil para una madre que no tiene a nadie que le ayude

Algunas conclusiones

La relactación es posible y práctica para casi cualquier mujer si está adecuadamente motivada y apoyada. La edad, la paridad, la experiencia de amamantamiento previo y el tiempo que ha transcurrido desde la última vez que había dado el pecho, son factores menos importantes.

En amplios y numerosos estudios, la mayoría de las mujeres producen leche, comenzando habitualmente alrededor de la primera semana.

Aproximadamente la mitad de todas las madres que relactan son capaces de amamantar a sus hijos exclusivamente, es decir, sin suplementos de leche artificial, en un mes.
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Asesora en lactancia materna de DO DE PIT
(Associació pro-alletament matern) de Tarragona
y MADRE

Extraido de la web: LACTANCIA MATERNA PROLONGADA

Esfínteres: control y autoritarismo

Si estuviéramos en una isla desierta con nuestros niños, y contempláramos al bebé humano, con la misma celeridad con la que observamos a los animales, constataríamos que el control de esfínteres real se produce mucho más tardíamente de lo que nuestra sociedad occidental tiene ganas de esperar. Lamentablemente, en lugar de examinar cuidadosamente cómo suceden las cosas, elaboramos teorías que luego pretendemos imponer esperando que funcionen.

Hemos impuesto a los niños el control de esfínteres alrededor de los dos años de edad, con lo que este tema se ha convertido en todo un problema. Si observáramos sin prejuicios el proceso natural, estaríamos ante la evidencia de que los niños humanos la realizan después de los tres años, algunos después de los tres años y medio, o incluso después de los cuatro años. ¡Qué importa!

Sin embargo los adultos -sin pedir permiso a los niños- ¡Les sacamos los pañales mucho antes! Esto significa que les arrebatamos el sostén, la contención, la seguridad, el contacto, el olor, agregándoles la exigencia de una habilidad para la cual no están aún maduros. Que el niño nombre “pis” o caca” no significa que cuente con la madurez neurobiológica para controlar dicha función.

Sacar los pañales porque “llegó el verano”, decidir que ya tiene dos años y tiene que aprender, responde a la incomprensión de la especificidad del niño pequeño y de la evolución esperable de su crecimiento. Cabe preguntarnos porqué los adultos estamos tan ansiosos y preocupados por la adquisición de esta habilidad, que como otros aspectos en el desarrollo normal de los niños, llegará a su debido tiempo, es decir cuando el niño esté maduro.

Controlar esfínteres no se aprende por repetición, como leer y escribir. Se adquiere naturalmente cuando se está listo, como la marcha o el lenguaje verbal.

Ahora bien, si no estamos dispuestas a rendirnos ante la sabiduría del tiempo interno de cada niño, las mamás lucharemos contra los pis que se escapan, las bombachas y calzoncillos mojados, las sábanas y colchones al sol, los pantalones interminables para lavar, mientras acumulamos rencor, hastío y mal humor en la medida que creamos que nuestros hijos “deberían haber ya aprendido”. En cambio, si dejamos a los niños en paz, después de los tres años, o cerca de los cuatro años, (sin olvidar que cada niño es diferente) simplemente un día estará en condiciones de reconocer, retener, esperar, ir al baño, sin más trauma y sin más vueltas que lo que es: controlar con autonomía los esfínteres.

A mi consultorio llegaron durante años niños con problemas de enuresis de 5, 6, 7, 8 años e incluso de mayor edad. La mayoría de ellos, se hacen pis sólo de noche, mientras duermen. Invariablemente les han sacado los pañales alrededor de los dos años. Los casos de enuresis son muy frecuentes, pero habitualmente no nos enteramos porque de eso no se habla. Total quedan como secretos de familia. He comprobado que cuando las mamás aceptan mi sugerencia de volver a ponerles pañales (caras de horror), los niños los usan el mismo lapso de tiempo que hubiesen necesitado desde el momento en que se los sacaron hasta que hubiesen podido controlar esfínteres naturalmente. Como si recuperaran exactamente el mismo tiempo que les fue quitado. Y luego, sencillamente se acaba el “problema”. Hay padres que opinan que “es contradictorio volver a poner un pañal una vez que se tomó la decisión de sacarlo”. En realidad en la vida probamos, y damos marcha atrás si es necesario y saludable. Simplemente diremos: “creí que estabas listo para controlar los esfínteres, pero obviamente me equivoqué. Te voy a poner el pañal para que estés cómodo, y cuando seas un poco mayor, estarás en mejores condiciones para lograrlo”. Es sólo sentido común. Se alivian las tensiones y finalmente el control de esfínteres se encausa.

Los niños -frente a la demanda de los adultos- hacen grandes esfuerzos para controlar sus esfínteres, pero ante cualquier dificultad emocional -por pequeña que sea- se derrumba el esfuerzo desmesurado y se escapa el pis. Luego vienen las interpretaciones: “me tomó el tiempo”, “me lo hace a propósito”, “él sabe controlar pero no quiere”.

Entiendo la presión social que sufrimos las mamás. Hay jardines de infantes que no aceptan niños en salas de tres años con pañales. Hay pediatras, psicólogos, y otros profesionales de la salud, además de suegras, vecinas y amigos bienintencionados que opinan y se escandalizan. Pero es posible sortearla con un poquito de imaginación: los pañales son descartables, baratos y anatómicos, lo que les permite a los niños ir a jugar, ir a un cumpleaños, al jardín, sin tener que pasar por la humillación de mojarse en todos lados. Hay quienes no quieren ir al jardín a causa de la probabilidad de hacerse pis. Otros se vuelven tímidos, otros especialmente agresivos mojando cuanta alfombra encuentran a su paso.

Por otra parte, hacer “pis” no es lo mismo que desprenderse de la “caca”. Muchos niños que controlan perfectamente el pis, piden el pañal para hacer caca. Es importante que les ofrezcamos lo que están pidiendo, porque nadie pide lo que no necesita. ¿Cuál es el motivo para negárselo?

Yo espero humildemente que alguna vez nos demos cuenta del grado de violencia que ejercemos contra los niños, envueltos en exigencias que no pueden satisfacer y que se transforman luego en otros síntomas (angustias, terrores nocturnos, llantos desmedidos, enfermedades, falta de interés) que hemos generado los adultos sin darnos cuenta.

Acompañar a nuestros hijos es aceptar los procesos reales de maduración y crecimiento.
Y si sentimos rechazo por algún aspecto, entonces preguntémonos qué nos pasa a nosotros con nuestros excrementos, nuestros genitales y nuestras zonas bajas que nos producen tanto enojo. Dejémoslos crecer en paz. Alguna vez, cuando sea el momento adecuado controlarán sus esfínteres naturalmente, así como una vez pudieron reptar, gatear, caminar, saltar, trepar y ser hábiles con sus manos. No hay nada que modificar, salvo nuestra propia visión.

Laura Gutman

Extaído de :www.crianza.com.ar